Tres universitarias morenas (o, al menos, con una peluca morena) vestidas con una túnica blanca, una
maquilladora, un cámara, una editora, un croma de fondo, una bandeja plateada,
un bastón, una manta para los pies, un guión de tanto solo un minuto y medio y
muchas ganas. Solo esto para dar vida a
unas figuritas egipcias de hace más de dos mil años de antigüedad.
Nada más conocer cómo iba a ser este trabajo, empezamos a
buscar cuadros y obras de arte, unos recomendados por el profesor y otros,
conocidos por nosotras. Estuvimos investigando varios pintores y artistas hasta
que, una de nosotras, tuvo la idea de hacer algo diferente. La primera idea era
convertirnos en musas, como las de la película infantil de Hércules, pero no
vimos muchos ejemplos reales que nos gustaran…, hasta que vimos nuestra imagen, ¡las egipcias
cantoras! Seguía siendo algo diferente y nos pusimos manos a la obra, nunca
mejor dicho.
Se preparó el material y vestuario necesario en las clases
siguientes. Hubo mucho trabajo, tiempo, dedicación y esfuerzo para conseguir todo lo que
íbamos a necesitar para la grabación.
Finalmente, después de varias repeticiones
y tomas falsas, se grabó y se editó el vídeo. Siendo sincera, me pareció un
tanto complejo el montaje. Al tener solo un ordenador, todas íbamos siguiendo
las instrucciones para realizarlo, pero confieso que tuve problemas para
entenderlo todo a la primera y seguirlo perfectamente. Tuvimos algún problema a
la hora de cuadrar la imagen del cuadro con la grabación, ya que un fallo que
tuvimos fue el no darnos cuenta, durante la grabación, de las proporciones y medidas exactas para que se
asemejara la realidad con el cuadro y luego no tener problemas al superponer la imagen con la grabación;
pero gracias a la mano que nos echó el profesor en la edición, nuestro trabajo llegó a su
fin.
Nunca había hecho algo parecido y aseguro que merece la pena porque a la vez que consigues pasar un buen rato con las compañeras, se abre ante ti un recurso del que tanto los niños como los más mayores pueden aprender y disfrutar y qué mejor que el Arte para conseguirlo. La Realidad Aumentada para
mí era como un mundo nuevo por descubrir y, aunque ya lo haya descubierto un poco,
sé que lo que hemos hecho es solo una parte de lo que se puede alcanzar empleando este recurso.
Por otro lado, he hablado de este proyecto a mi tutor y profesores del
colegio de prácticas y les llama mucho la atención, tanto que ahora, me he propuesto una misión. Cuando todo esté preparado, les enseñaré cómo puede un museo lleno de obras
de arte entrar en su clase con tan solo darle a un botón con el móvil o con cualquier
dispositivo electrónico. Los cuadros hablarán, explicarán quién les pintó y
cómo fue ese momento.
No, no es magia..., es Realidad Aumentada.